Desarrollar el liderazgo implica ante todo cultivar y hacer crecer en nosotros los pensamientos adecuados, principalmente los que tienen que ver con nosotros mismos, nuestros talentos y misión en la vida.

El liderazgo no se improvisa, más allá de toda espontaneidad, carisma y circunstancias inesperadas, el líder necesita orden. Aprenderemos a fijar metas y objetivos, planificar y aumentar nuestra eficacia y productividad.

Forjar el liderazgo implica adquirir ciertas competencias específicas, y esto no es posible sin hábitos. Aprenderemos a forjar la voluntad, superar la gratificación inmediata y alcanzar nuestras metas.

Las relaciones son el hábitat del líder. Según qué tan hábil sea para establecerlas, cuidarlas y desarrollarlas, será mejor o peor líder. Aprenderemos el arte de relacionarnos, buscando el equilibrio adecuado entre dar y recibir, y manejando adecuadamente los conflictos.

La actitud es un hábito, que a su vez depende del desarrollo de otros hábitos. Para formar tu liderazgo te ayudaremos a desarrollar las actitudes clave: humildad, pasión, creatividad y gratitud.